El número de federados no ha dejado de crecer prácticamente desde que hay registro. En la primera década del siglo XXI creció con fuerza, pero en el período 2012-2014 marcado por la crisis hubo una caída. Después ha continuado la tendencia al alza, el 5% en 2017, cuando se alcanzó un récord de 3,76 millones de licencias entre todas las federaciones. Hay que tener en cuenta que una pequeña parte de las mismas corresponden a entrenadores y no solo a los deportistas propiamente dichos.
Con todo, son apenas una quinta parte de los jóvenes y adultos españoles que hacen deporte semanalmente y además esta proporción ha caído en los últimos años.
Esto se debe a un "progresivo desplazamiento hacia unas prácticas con mayor carácter recreativo", al tiempo que se produce un "cierto repliegue de aquellas modalidades deportivas de tradicional naturaleza federativa y competitiva", según un estudio del CSD dirigido por Manuel García Ferrando, catedrático de sociología de la Universidad de Valencia.
El contraste entre deportistas y federados resulta en ocasiones muy llamativo, en particular en la natación, que apenas tiene 2 fichas por cada 100 practicantes semanales declarados. En el automovilismo esa ratio está en torno al 50% y es aún más alta entre judocas, karatecas o taekwondistas.
Al igual que en la evolución global, el factor económico es clave para explicar estas diferencias. En este sentido, hay que tener en cuenta el seguro que obligatoriamente deben incluir las fichas de cada federación, que se lleva la mayor parte de su coste y que va obviamente aparejado al riesgo del deporte en cuestión.
Desde la perspectiva de género cabe señalar que en la última década el deporte femenino ha crecido el doble que el masculino.