8 DE CADA 10 MUJERES declaran tener dificultades para conciliar su vida laboral con la familiar. Estas dificultades se traducen en cansancio y en la sensación de necesitar más horas al día, como reflejan algunos de los testimonios de mujeres que recoge en el Informe Informe Concilia 13f:
Testimonio 1 de una madre
“A veces tengo la sensación de que cuando suena el despertador por la mañana (si no me despierta antes mi hijo) es como si sonara el pistoletazo de salida en una carrera maratoniana. Mi vida depende de un reloj (y de las maravillosas apps del móvil que me van advirtiendo de lo que hay que hacer, por supuesto): trabajo en la oficina 8 horas sin parar (reuniones, mails que van y que vienen, informes, etc.) y, cuando por fin puedo cerrar el ordenador, salgo corriendo para recoger a mi hijo, abrazarlo, llevarlo al parque y aplaudir todas las piruetas que aprende a hacer cada día.
Después de tanta euforia hay que meterlo en la bañera, darle de cenar, distraerlo con algún cuento para que vaya cogiendo el sueño y finalmente meterlo en la cama (por favor, por favor... duérmete!).Ahora me toca cenar a mí con mi marido que, si no fuera por él, me metía en la cama con una manzana en el estómago. Después de cenar pienso que sería un buen momento para leer el libro que ya está cogiendo polvo en esa estantería, pero no sé si sería mejor acabar de depilarme la otra pierna que dejé a medias ayer... o quizás sería mejor meterme en la cama y mañana será otro día”.
Testimonio 2 de una madre
“Llego puntual a la oficina, hoy tengo que acabar el informe y por fin terminaré con este proyecto. Como un sandwich rápido para poder salir puntual, ¡que ya me toca!
Toc toc (suena la puerta).. – Hola jefe! Ya estoy cerrando el informe – Hoy tenemos reunión de equipo.– ¡Ok! A qué hora? – A las 18:00 – ¿Cómo? Ehh.... (ojos abiertos como platos y boca abierta viendo cómo mi jefe se va alejando mirando su móvil). Un día más sin poder recoger a los niños”.