Las claves del cónclave

La histórica renuncia de Benedicto XVI ha dejado más abierto que nunca un cónclave del que saldrá un el pontífice encargado de dar un nuevo impulso a la Santa Sede en pleno siglo XXI. Aislados del mundo en la Capilla Sixtina, 115 cardenales eligen al nuevo papa de la Iglesia Católica en un proceso con una cuidada escenografía que lleva atrayendo a millones de católicos durante siglos. Éstas son las principales claves para entenderlo.

¿Quiénes son los favoritos?

Este cónclave es el más abierto de las últimas décadas debido a que no existe un sucesor claro señalado por el anterior papa, al contrario de lo que pasó con Joseph Ratzinger, el hombre fuerte del pontificado de Juan Pablo II. Además, la posibilidad de que el nuevo papa no sea ni italiano ni europeo gana fuerza ante una Iglesia Católica que quiere hacerse más global.

Angelo Scola, Arzobipo de Milán

Angelo Scola

Arzobipo de Milán, 71 años

Antiguo patriarca de Venecia y trasladado por Benedicto XVI a la mayor diócesis de Italia, Scola está en la ‘pole position’ de ‘papables’. De la misma línea de pensamiento conservador que Benedicto XVI, es también firme defensor de los inmigrantes.

Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura

Gianfranco Ravasi

Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, 70 años

Benedicto XVI ha querido distinguirle al hacerle responsable de sus últimos ejercicios espirituales. Considerado como del ala moderada del Vaticano, su opción sería también atractiva para los no creyentes por su interés por el mundo contemporáneo.

Leonardo Sandri, Prefecto para la Congregación para las Iglesias Orientales

Leonardo Sandri

Prefecto para la Congregación para las Iglesias Orientales, 69 años

De carácter afable y amplio conocimiento de la curia (fue número dos del Vaticano durante el papado de Juan Pablo II), Sandri garantizaría la apertura a Latinoamérica sin perturbar el ‘establishment’. Su principal valedor es Ángelo Sodano.

Odilo Scherer, Arzobispo de São Paulo

Odilo Scherer

Arzobispo de São Paulo, 63 años

Cumple de sobra todos los requisitos para encabezar un cambio de rumbo en el Vaticano: Relativamente joven, con alta formación teológica y dirige con éxito la mayor diócesis del país con más millones de católicos, Brasil.

¿Quién elige al papa?

COLEGIO CARDENALICIO

Está formado por 208 cardenales o príncipes de la Iglesia, pero no todos pueden entrar en las votaciones en la Capilla Sixtina. Superar los 80 años de edad les impide formar parte de la decisión.

El derecho a voto los subdivide en Cardenales electores y Cardenales no electores

Cardenales
Electores
  • 117 cardenales tienen derecho a voto
  • Ausencias confirmadas:

    -Keith O’ Brien, cardenal escocés que dimitió tras ser acusado de abusar de otros sacerdotes en la década de los 80.
    - Julius Riyadi Darmaatmadja, cardenal indonesio que por motivo de salud no asistirá.
  • La edad media de los cardenales ronda los 72 años, el mayor tiene 79; el más joven 53.
  • Benedicto XVI fue el Pontífice más mayor en acceder al cargo en varias décadas, con 78. Se espera que el elegido sea más joven, por lo que los mayores de 75 tienen pocas opciones.
No Electores
  • 91 cardenales son mayores de 80 años, así que no entran en la Capilla Sixtina.
  • Sí están en las discusiones preliminares en las Congregaciones.
  • Su opinión cuenta mucho pese a que no tengan derecho a voto y pueden llegar a encauzar el sentido del voto de los indecisos.
  • Sobre ellos pesa, además, la tarea de rezar por sus compañeros electores.
  • La Constitución Apostólica les coloca “al frente del Pueblo de Dios” durante la Sede Vacante.

¿Dónde se elige al papa?

Protagonistas en el Cónclave

Tarcisio Bertone, 78 años

Camarlengo

Es el jefe de Estado del Vaticano hasta que se elija nuevo Pontífice y también secretario de Estado nombrado por Benedicto XVI. Durante la Sede Vacante, debe certificar la muerte del Pontífice y destruir el Anillo del Pescador. Vela por la confidencialidad del Cónclave y toma juramento, bajo pena de excomunión incluso a los empleados de la limpieza para que no revelen detalles de lo que pasa dentro. Levanta el acta final con el resultado de todas las votaciones una vez hay papa.

Ángelo Sodano, 85 años

Decano del Colegio Cardenalicio

Al tener más de 80, no asistirá al cónclave. Es cardenal obispo de Ostia y el rostro público del colegio cardenalicio. Preside la Congregación General de Cardenales y pronuncia la misa pro eligendo papa, una homilía que puede marcar la reunión. Su influencia dentro del Colegio Cardenalicio es evidente, casi tanto como las tensiones que mantiene con Tarcisio Bertone.

Giovanni Battista Re, 79 años

Decano en funciones en el cónclave

Asume las funciones de Sodano, ausente por ser mayor de 80 años. Dirige en procesión a los cardenales hacia la Capilla Sixtina cantando el ‘Veni Creator’. Es cardenal de la Iglesia suburbicaria de Sabina-Poggio Mirteto y prefecto emérito de la Congregación de los Obispos. Debe tomar juramento a cada uno de los cardenales electores y preguntará al elegido si acepta su designación como papa y su nuevo nombre. En caso de que el elegido no sea obispo, le ordenará como tal.

Una elección 100% confidencial

Antes de ejercer su derecho a voto, los cardenales electores están obligados a realizar dos juramentos. Uno global, comprometiéndose a guardar silencio sobre lo que acontezca dentro de la Capilla Sixtina. Otro individual, aceptando desempeñar fielmente el cargo en caso de ser elegido.

Ilustración del interior de la Capilla Sixtina y la disposición de los distintos cardenales a la hora de realizar el juramento individual, el que se compromete a desempeñar fielmente su cargo en caso de ser elegido. Toma juramento el decano del Colegio Cardenalicio -o quien haga sus funciones en caso de que éste tenga más de 80 años- y utilizan los Santos Evangelios para posar su mano al recitar la fórmula. Una vez termina el juramento, el Maestro de Ceremonias Pontificas pronuncia la fórmula 'Extra Omnes' y todos aquel que no participe en la elección debe abandonar la Capilla Sixtina.

¿Cómo se vota a un papa?

Antiguamente, un papa era elegido o por aclamación, o por compromiso o por escrutinio.
Este último es el único sistema vigente hoy en día.

  • Se necesitan por lo menos dos tercios de los votos, calculados sobre la base de los electores presentes.
  • Benedicto XVI ha cambiado la ley promulgando un ‘motu proprio’ para que incluso cuando se llegue a la ronda de 2 únicos candidatos, el elegido también deba contar el con apoyo de al menos ⅔ de los votos.

Antes de salir de la Capilla Sixtina, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas y sus Ceremonieros reparten entre dos y tres papeletas a cada cardenal.

Se sortean los escrutadores

Hay sesiones de votación por la mañana y por la tarde, realizándose dos votaciones en cada una de ellas.

  • Antes de comenzar cada votación, son elegidos por sorteo en 9 cardenales para desempeñar los roles:
    • Tres escrutadores
    • Tres enfermeros o responsables de recoger los votos de los enfermos
    • Tres auditores
  • Están exentos de realizar estas funciones cualquier cardenal enfermo o impedido por cualquier otro motivo, por lo que en caso de que salga su nombre en el sorteo, se extraerán nombres de otros no impedidos.

¿Cómo votan los enfermos?

  • Son los enfermeros los que acuden a recoger el voto de los enfermos hasta su habitación. Utilizan una caja, que tenga en la parte superior una abertura por donde pueda introducirse una papeleta doblada.
  • Antes de entregar esta caja los enfermeros la abren públicamente, de modo que los otros electores puedan comprobar que está vacía, después la cierran y depositan la llave sobre el altar.
  • El enfermo vota en secreto, dobla la papeleta, pronuncia el mismo juramento y la introduce en la caja. Si algún enfermo no puede escribir, un enfermero escribe su voto tras jurar que guardará secreto .
  • Los enfermeros devuelven a la Capilla la caja, que será abierta por los Escrutadores una vez que los Cardenales presentes hayan depositado su voto, contando las papeletas que contiene y comprobando que su número corresponde al de los enfermos, las ponen una a una en el plato y con éste las introducen todas juntas en la urna.

El escrutinio del voto

El escrutinio de los votos tiene tres fases: la mezcla y el recuento de las papeletas, el escrutinio propiamente dicho y la revisión de los resultados.

Ilustración del interior de la Capilla Sixtina con las cardenales que, por sorteo, han sido designados para realizar el escrutinio de la votación. En el altar habrá tres escrutadores, que contarán uno a uno los votos e irán cosiendo unos a otros los votos. Además, habrá tres auditores que revisarán todos los votos antes de dar por buena el resultado de la votación. Habrá papa si un candidato consigue, al menos, los dos tercios de los votos.

¿Fumata blanca o fumata negra?

Cada jornada del cónclave se organiza por sesiones (una de mañana y una de tarde). En cada sesión se producen dos votaciones excepto en la primera, que se celebra en la tarde que comienza el cónclave y solo consta de una votación.

Después de la revisión del resultado y antes de que los cardenales electores abandonen la Capilla Sixtina, todas las papeletas son quemadas por los escrutadores.

En el caso de que fuese la primera votación de la sesión y hubiese que proceder a una segunda, las papeletas de la primera votación se quemarán sólo al final, junto con las de la segunda votación.También se quemarán todas las notas que hayan tomado los cardenales relativas a los escrutinios.

Tradicionalmente, las papeletas se queman en una estufa. Si ningún candidato lograba los votos necesarios se le añadía paja mojada para que el humo que saliese fuese negro (fumata negra). Si había un nuevo pontífice la paja era seca para que emitiese humo blanco (fumata blanca).

Por primera vez este cónclave tendrá dos estufas: una para quemar las papeletas y otra independiente que emita humo negro o blanco para evitar las confusiones de otros cónclaves, cuando el humo salió gris en vez de blanco.

Los últimos cónclaves no han necesitado de muchas votaciones para elegir nuevo pontífice: Benedicto XVI salió elegido a la cuarta, al igual que Juan Pablo I. Hasta ocho votaciones necesito Juan Pablo II, mientras que Pablo VI fue elegido a la sexta vuelta. Algunos de los cónclaves más largos del siglo fueron el de Juan XXIII, elegido en la undécima votación, y el de Pío XII, que necesitó 14 escrutinios para ser 'coronado' papa.

Una vez que es elegido un nuevo papa el cardenal Camarlengo elabora el único documento escrito de la elección, un informe donde se detalla el resultado de cada sesión. Este escrito es entregado al papa y después se conserva en el archivo durante 50 años, cerrado en un sobre sellado y no podrá ser abierto a no ser que el Sumo Pontífice lo permita explícitamente.

La vestimenta del papa

Tras la aceptación y antes de presentarse ante sus fieles, el papa accede a la sacristía de la Capilla Sixtina, conocida como “sala de las lágrimas”. Allí, el papa, ayudado por el Maestro de Ceremonias y el Camarlengo, se enfunda los hábitos papales.

Ilustración del interior de la Sala de las Lagrimas, llamada así porque era el lugar donde el nuevo papa, nada más ser elegido, se recogía para sollozar ante tanta responsabilidad nada más ser elegido. Además, allí se viste por primera vez los hábitos papales en compañía del Maestro de Ceremonias Pontificas.

'Habemus papam'

Cuando un candidato obtiene al menos ⅔ de votos, se inicia el protocolo de aceptación. El elegido es preguntado si acepta el cargo y debe elegir su nombre como Sumo Pontífice. Afuera, en la plaza de San Pedro, le espera el pueblo para aclamar a su nuevo Papa.

Ilustración del interior de la Capilla Sixtina, en el momento de la aceptación del nuevo papa del cargo que le ha sido encomendado. En ese momento, el decano le pregunta si acepta el cometido y a continuación le pide el nombre con el que quiere ser llamada a partir de ese momento. Son testigos de ese momento tanto el secretario del Colegio de Cardenales como el Maestro de Ceremonias Pontificias, que durante la votación han aguardado fuera pero que son llamados para presenciar este momento y dar fe de lo que se acuerda.

El Vaticano

El nuevo papa será el líder espiritual de una iglesia con millones de creyentes en todo el mundo y, a la vez, el jefe de estado de un país de récords y singularidades: es el más urbanizado y el más pequeño del mundo (44 hectáreas ubicadas en el centro de Roma), la única teocracia de Europa y el único sitio de todo el planeta donde el latín sigue siendo lengua oficial.

EL PODER TERRENAL DEL PAPA

Durante siglos, los obispos de Roma fueron los señores de los Estados Pontificios, que abarcaban todo el centro de Italia y se comportaban como políticos de su tiempo, recurriendo a alianzas e incluso a guerras con otros príncipes europeos para proteger su territorio.

Pío IXSin embargo, su poder terrenal acabó en 1870, cuando el rey Victor Manuel II de Saboya declaró Roma capital del nuevo estado italiano. El entonces papa, Pío IX, se convirtió entonces en un ‘okupa’ de San Pedro a la espera de que su poder secular volviera tarde o temprano.

Firma de los pactos de LetránEn 1929 el fascista Benito Mussolini, entonces primer ministro italiano, reconcilió a Italia y a la Iglesia con un acuerdo que reconocía la independencia y la soberanía de la Santa Sede, ubicada en la Ciudad del Vaticano. A cambio, la Iglesia reconocía el estado italiano y acordaba con él un concordato que definía sus relaciones civiles y religiosas.

Plano del Vaticano según los Pactos de LetránDe esta forma nació la Ciudad del Vaticano, una ciudad dentro de una ciudad, que solo ha tenido un gobernador, el marqués Camillo Serafini. Cuando este murió el cargo quedó vacante y esa función pasó a un organismo que se renueva cada cinco años y que está dirigido por un cardenal que depende directamente del Papa.

El gobierno del Vaticano

La Santa Sede es el estado al que pertenece la Ciudad del Vaticano y su gobierno está en manos de la Curia romana, un complejo engranaje de organismos que se encargan del gobierno y de la doctrina de la Iglesia Católica.

Organigrama vaticano:

La Curia se organiza en nueve dicasterios, que son como ministerios de un gobierno que se dedican tanto al gobierno interno de la Iglesia y el Vaticano como a la difusión y mantenimiento de la doctrina católica. Los dicasterios más importantes son dos: la Secretaría de Estado y la Congregación para la Doctrina de la Fe.

La Santa Sede cuenta con una policía propia, la inconfundible Guardia Suiza, un sistema judicial que es el vehículo habitual para pedir la nulidad matrimonial y, sobre todo, un patrimonio histórico de valor económico incalculable.

Ilustración de la Plaza de San Pedro, emblema por antonomasia del Estado Vaticano, y detalle de algunos de los departamentos más importantes de la Curia o Gobierno vaticano, como la Congregación para la Doctrina de la Fe, la Secretaria de Estado, la Guardia Suiza y el Banco Vaticano.
Ilustración del balcón de la Basílica de San Pedro desde el que el Protodiácono, o cardenal diácono más mayor, pronuncia el famoso: HABEMUS PAPAM antes de anunciar al mundo el nombre del nuevo papa. En ese instante cuando el sumo pontífice recién elegido bendice por primera vez a su pueblo en la llamada Urbi et Orbi.

La vestimenta del Papa es fiel reflejo del gusto por los ritos y las tradiciones de la Iglesia Católica, aunque no siempre los papas han vestido de blanco. Hasta 1276, el Sumo Pontífice también lucía en sus hábitos el rojo púrpura que hoy en día utilizan los cardenales durante el Cónclave, símbolo de la "sangre derramada por Dios". El color rojo hoy en día solo permanece en los zapatos. Conoce uno a uno los elementos que componen el 'uniforme' de papa.

Ilustración de los distintos atuendos que viste el Papa, con una detallada explicación de cada una de las prendas. Báculo, mitra, palio, tiara, muceta, simar, cíngulo, calzado, solideo...

CALENDARIO DE VOTACIONES

  • Tres días y medio de votaciones hasta completar trece escrutinios.
  • Si no ha habido acuerdo, se suspende la votación por un día para un libre coloquio entre los votantes y una breve exhortación hecha por el primer cardenal del orden de los diáconos.
  • Siete escrutinios más hasta completar 20 votaciones.
  • Si no ha habido acuerdo, se suspende la votación por un día para un libre coloquio entre los votantes y una breve exhortación hecha por el primer cardenal del orden de los presbíteros.
  • Siete escrutinios más hasta llegar a las 27 votaciones.
  • Si no ha habido acuerdo, se suspende la votación por un día para un libre coloquio entre los votantes y una breve exhortación hecha por el primer cardenal del orden de los obispos.
  • Los últimos siete escrutinios hasta completar las 34 votaciones necesarias para que se reduzca la votación a solo dos candidatos previa consulta del Camarlengo con los cardenales electores.

Benedicto XVI ha previsto que los dos candidatos entre los que tienen que elegir los cardenales a partir de la votación 34 no tengan derecho a voto. Además, tendrán que ser elegidos con dos tercios de los votos y no por mayoría absoluta como ocurría en la época de Juan Pablo II.

Ilustración que muestra el momento de la quema de las papeletas, que servirá para decir al mundo si han llegado a un acuerdo sobre el papa o si todavía no hay sumo pontífice. Solo se enciende la chimenea una vez por la mañana - con el resultado de las dos votaciones matutinas- y otra vez por la tarde - con el resultado de las otras dos votaciones de la jornada-.

Recuento de votaciones

Tras estar todas las papeletas en la urna, el primer escrutador la mueve varias veces para mezclar las papeletas e, inmediatamente después, el último escrutador procede a contarlas, extrayéndolas de manera visible una a una de la urna y colocándolas en otro recipiente vacío, ya preparado para ello.

Si el número de las papeletas no corresponde al número de los electores, hay que quemarlas todas y proceder inmediatamente a una segunda votación; si, por el contrario, corresponde al número de electores, se continúa el recuento.

Escrutinio

Los escrutadores se sientan en una mesa colocada delante del altar.

  • - El primero de ellos toma una papeleta, la abre, observa el nombre del elegido y la pasa.
  • - El segundo escrutador comprueba a su vez el nombre del elegido.
  • - La pasa al tercero, el cual la lee en voz alta e inteligible, de manera que todos los electores presentes puedan anotar el voto en una hoja. El mismo escrutador anota el nombre leído en la papeleta.

Invalida el voto detectar dos papeletas dobladas de modo que parezcan rellenadas por un solo elector o dos nombres en una única papeleta. Estos hechos invalidan votos pero no anulan la votación

Cada voto escrutado es perforado con una aguja y cosidos unos a otros, para ser conservados con más seguridad.

Resultado

Los Escrutadores hacen la suma de todos los votos que cada uno ha obtenido, y si ninguno ha alcanzado los dos tercios de los votos en aquella votación, el Papa no ha sido elegido

En cambio, si resulta que alguno ha obtenido los dos tercios, se tiene por canónicamente válida la elección del Romano Pontífice.

En ambos casos, los Revisores deben proceder al control tanto de las papeletas como de las anotaciones hechas por los Escrutadores, para comprobar que éstos han realizado con exactitud y fidelidad su función.

Ilustración del interior de la Capilla Sixtina en el momento de la votación. Cada cardenal se acercará con su papeleta al altar, que habrá doblado dos veces y en la que habrá escrito el nombre de su candidato de forma clara pero evitando que sea reconocible su letra. Con el voto en blanco, avanzará hasta el altar donde depositará el papel en un plato y, ayudado por este, a continuación lo meterá en una urna. En la ilustración también se aprecian los tres infirmarii, o los tres encargados de recoger el voto de los cardenales electores enfermos que estén reposando en Santa Marta. Con unas urnas, que serán cerradas en público tras mostrar el interior vacío, recolectarán los votos de los cardenales indispuestos, en caso de que los haya.
La ilustración representa una papeleta de votación en la que en la parte superior está escrita la fórmula latina 'Eligo in Summum Pontificem' y en el cuadrante inferior está destinado a que cada cardenal escriba el nombre de su elección.

El juramento:

“Todos y cada uno de nosotros Cardenales electores presentes en esta elección del Sumo Pontífice prometemos, nos obligamos y juramos observar fiel y escrupulosamente todas las prescripciones contenidas en la Constitución Apostólica del Sumo Pontífice Juan Pablo II, Universi Dominici Gregis, emanada el 22 de febrero de 1996. Igualmente, prometemos, nos obligamos y juramos que quienquiera de nosotros que, por disposición divina, sea elegido Romano Pontífice, se comprometerá a desempeñar fielmente el « munus petrinum » de Pastor de la Iglesia universal y no dejará de afirmar y defender denodadamente los derechos espirituales y temporales, así como la libertad de la Santa Sede. Sobre todo, prometemos y juramos observar con la máxima fidelidad y con todos, tanto clérigos como laicos, el secreto sobre todo lo relacionado de algún modo con la elección del Romano Pontífice y sobre lo que ocurre en el lugar de la elección concerniente directa o indirectamente al escrutinio; no violar de ningún modo este secreto tanto durante como después de la elección del nuevo pontífice, a menos que sea dada autorización explícita por el mismo Pontífice; no apoyar o favorecer ninguna interferencia, oposición o cualquier otra forma de intervención con la cual autoridades seculares de cualquier orden o grado, o cualquier grupo de personas o individuos quisieran inmiscuirse en la elección del Romano Pontífice.”

A continuación, uno a uno, cada cardenal tomará la palabra y poniendo la mano sobre los Santos Evangelios jurará siguiendo esta fórmula:

“Yo, -pronuncia su nombre- Cardenal de -pronuncia el nombre de su diócesis- prometo, me obligo y juro". Luego, poniendo la mano sobre los Evangelios, añadirá: "Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que toco con mi mano.”

Tras el juramento

  • El cardenal Decano pregunta si procede iniciar el proceso de elección o si hay dudas.
  • Si no las hay, se cierran las puertas de la capilla Sixtina después de que el Maestro de Ceremonias Litúrgicas Pontificias diga "EXTRA OMNES" -’todos fuera’-.
  • Todos los que no participan en el cónclave saldrán de la Capilla Sixtina y se cerrarán sus puertas.

Jean-Louis Tauran, 69 años

Protodiácono

Anuncia al mundo el nuevo papa desde el balcón de San Pedro con la fórmula latina: “Habemus Papam”. También pronuncia una exhortación espiritual durante el cónclave si se alarga la votación. Tauran entró en la curia de mano de Juan Pablo II y está señalado como uno ‘papables’. Ha pedido transparencia sobre el informe del caso ‘Vatileaks’.

Guido Marini, 48 años

Maestro de Celebraciones Litúrgicas

Pronuncia la fórmula ‘Extra Omnes’ para vaciar de no electores la Capilla Sixtina y reparte las papeletas entre los cardenales. Al iniciarse la votación, abandona la Capilla Sixtina pero será testigo de la aceptación del cargo. Marini ocupa este cargo desde 2007 y está vinculado al cardenal Bertone, de quien fue secretario.

Lorenzo Baldisseri, 72 años

Secretario del Colegio Cardenalicio

Acompaña al maestro de celebraciones litúrgicas. Tras el escrutinio, ayuda a los cardenales escrutadores a quemar las papeletas. Al elegir un nuevo papa, es testigo junto al maestro. - Baldisseri era hasta hace unos meses nuncio en Brasil, el país con más católicos del mundo, y tiene una amplia experiencia diplomática.

Pierluigi Celata, 76 años

Vicecamarlengo

Debe velar por el secreto y la confidencialidad en el exterior de la Capilla Sixtina y junto a su superior, el Camarlengo, pone en marcha la organización del cónclave. Celata es obispo de Doclea y secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Religioso. Forma parte del ala diplomática del Vaticano.

1Basílica de San Pedro

Acoge la Misa votiva «Pro eligendo Papa» el primer día de cónclave y es celebrada por el Decano del Colegio de Cardenalicios. Debe realizarse a ser posible en una hora adecuada de la mañana de modo que en la tarde puedan comenzar las votaciones.

2Capilla Sixtina

Lugar donde se realizan las votaciones. Según la constitución apostólica de 1996, celebrar la votación aquí contribuye a hacer más viva la presencia de Dios. Es un lugar absolutamente reservado hasta el final de la elección, de tal modo que se asegure el total secreto de lo que allí se haga o diga de cualquier modo relativo, directa o indirectamente, a la elección del Sumo Pontífice.

3Casa de Santa Marta

Residencia vaticana donde son alojados los miembros del Colegio Cardenalicio durante la celebración del Cónclave. Tal y como fue dispuesto por Juan Pablo II, retiran de las estancias durante el cónclave los teléfonos, televisiones, radios y cualquier otro medio que pueda violar la confidencialidad de la votación.

4Palacio apostólico

Lugar donde se celebran las congregaciones generales de los inicio, previas a la elección del nuevo Papa. De su capilla Paulina salen el primer día de elección los inicio electores, vestidos en hábito coral y caminando en solemne procesión hasta la Capilla Sixtina. Invocan con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo en el desarrollo de la elección.

Gráfico de la vista cenital de la Capilla Sixtina. En ella se aprecia la disposición de los distintos cardenales, según si son cardenales obispos, cardenales presbíteros y cardenales diáconos. Además, se detalla quiénes quedan fuera del cónclave por razón de edad, ya que aquellos cardenales mayores de 80 años no tienen derecho a voto.
Christoph Schönborn, Arzobispo de Viena

Christoph Schönborn

Arzobispo de Viena, 68 años

Considerado ‘hijo espiritual’ de Benedicto XVI, del que fue alumno, Schönborn se ha destacado por ser una de las voces más críticas ante los escándalos de abusos y el caso Vatileaks. Sus palabras, sin embargo, le han granjeado enemigos dentro de la curia.

Peter Erdö, Arzobispo de Esztergom-Budapest

Peter Erdö

Arzobispo de Esztergom-Budapest, 60 años

Durante años fue el cardenal más joven pero ahora cuenta con el aval de ser el presidente de la conferencia episcopal europea, la que tiene más representantes, y el ‘caché’ de haber desarrollado su labor durante la dictadura comunista.

Marc Oullet, Prefecto de la Congregación para los Obispos

Marc Oullet

Prefecto de la Congregación para los Obispos, 68 años

Este arzobispo canadiense goza de una de las posiciones más importantes de la Curia y cuenta con varios elementos a su favor: ideología conservadora, conocimiento del Vaticano y procedente de América, el continente con más católicos que reclama un papa.

Seán Patrick O’Malley, Arzobispo de Boston

Seán Patrick O’Malley

Arzobispo de Boston, 68 años

Defensor de una iglesia más abierta y transparente, este capuchino de aspecto humilde ha logrado limpiar una archidiócesis salpicada por escándalos de pederastia y parece el mejor situado entre los cardenales de EE.UU., por delante de Timothy Dolan.

Luis Antonio Tagle, Arzobispo de Manila

Luis Antonio Tagle

Arzobispo de Manila, 55 años

Conservador y carismático -algunos le comparan con Juan Pablo II- Tagle sería la sorpresa en un cónclave donde se mira a América. A favor, su tirón popular y el peso católico de Filipinas. En contra, su juventud e inexperiencia dentro de la curia.

Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz

Peter Kodwo Appiah Turkson

Presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, 64 años

El hombre que tiene más posibilidades de convertirse en el primer papa negro desarrolló una carrera fulgurante en África antes de entrar en la curia. De ideas conservadoras, sus palabras sobre la homosexualidad y el Islam juegan en su contra.

Ilustración de la entrada de los cardenales electores a la Capilla Sixtina, que acoge la elección de un nuevo papa tras la renuncia de Benedicto XVI. La Guardia Suiza custodiará la entrada de la Capilla, en cuyos techos está la obra de Miguel Ángel y a la que solo tienen acceso durante la votación los 115 cardenales electores.