hola!2020

Porque nada es como recuerdas

El resumen de la década 2010-2020, en la que vivimos al límite.

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La década de las deportistas

Por Rubén Heras

RTVE Digital

Ganar, ganar, ganar y volver a ganar. Ineludiblemente, son las victorias las que van abrochando la historia del deporte. Y aquí, la mujer también ha roto su techo de cristal. Lo ha destrozado, vaya. Carolina Marín, Lydia Valentín, Mireia Belmonte, Ruth Beitia o Maialen Chourraut. Nombres propios de una década en la que las deportistas españolas llevaron el peso de los éxitos olímpicos de nuestro país, con 20 de las 34 medallas de Londres 2012 y Río 2016. Y aunque la frase con la que comenzó este repaso al deporte en la década que ahora acaba fuera de uno de los héroes masculinos del decenio anterior, resulta indiscutible comenzar colocando al deporte femenino en el titular. Además, esta década también ha estado protagonizada por la longevidad de las grandes estrellas que dominaron el deporte en los primeros diez años del siglo XXI. Lejos de ser recordados por el ocaso de sus carreras, los Federer, Bolt o Phelps pasarán a la historia por el dominio casi eterno de sus respectivas disciplinas.

Deporte femenino, quiero ser como tú

Me gustaría nadar tan rápido como Mireia Belmonte, saltar tan alto como Ruth Beitia y ser tan fuerte como Lydia Valentín. El deporte crece y vive de sus referentes. ¿Cuánta gente sabía qué era una ‘chicane’ antes de la irrupción de Fernando Alonso en la Fórmula 1? ¿Acaso alguien se imaginaba vibrando con un partido de bádminton a la hora de la siesta de un caluroso 19 de agosto? El fenómeno de Carolina Marín es uno de los grandes ejemplos que explican el fabuloso crecimiento del deporte femenino en esta década. Su oro olímpico en Río 2016 remachó su incipiente y meteórica carrera. Su grito y su puño en alto escenificaron la patada en la puerta de las deportistas españolas. Su oro, junto a los de Marina Alabau y el equipo español de vela en Londres 2012, más los de Mireia Belmonte, Maialen Chourraut y Ruth Beitia en Río, suponen los mayores logros conseguidos por deportistas españolas en esta década. Pero el éxito, en este caso, va más allá del dorado metal y del puesto más alto del podio. El éxito lo hemos vivido cada año con la imparable ascensión y, sobre todo, exposición, del deporte practicado por mujeres. Ya nadie debería extrañarse al encontrarse una portada con la última medalla de Lydia Valentín, con un partido de fútbol de la liga femenina al cambiar de canal o, sobre todo, con los avances en la incesante y necesaria lucha por la igualdad en el deporte.

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Cuando fuimos campeones

Vivo con el miedo de despertarme el 1 de enero de 2020 y ver que todo ha sido un sueño. Que nunca fuimos campeones del mundo. Que Iniesta nunca marcó aquel gol. Que, de hecho, caímos en cuartos. Sí, han pasado casi diez años, pero todavía me froto los ojos cada vez que veo repetido el gol de nuestras vidas. En un país que vive en torno a un balón de fútbol, ganar un Mundial es todo. Parecía inalcanzable, pero al comienzo de esta década, España lo logró. La Roja siguió el camino iniciado en la Eurocopa de 2008 y lo coronó con el Mundial de 2010 y una nueva Eurocopa en 2012. Irrepetible. Lo que vino después, pese a resultar doloroso, resulta casi lógico a toro pasado.

El final de ciclo cayó de golpe. La mejor generación de la historia del fútbol español se despeñó en Brasil 2014, y los españoles corrieron a refugiarse en los resultados de su club, donde España trasladó a la Champions su dominio de los torneos de selecciones. Logró seis entorchados en una década, cuatro para el Real Madrid y dos para el Barça; y también en la antigua UEFA, renombrada desde 2010 como Europa League, con otros seis títulos, tres del Atlético y tres del Sevilla. Especialmente relevantes fueron las tres ‘Orejonas’ consecutivas levantadas por el Madrid de Zidane y las dos históricas finales madrileñas de Lisboa y Milán, ambas de color ‘merengue’ para detrimento de sus vecinos ‘colchoneros’. Aunque para duelo inagotable, el que han mantenido Leo Messi y Cristiano Ronaldo por el trono de mejor jugador del mundo. Entre ambos se han repartido todos los Balones de Oro del decenio, sólo interrumpidos por Modric en 2018.

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Han sido años de recuperación postcrisis, de saneamiento económico tras el desenfreno y de búsqueda de conversión en una industria potente. Aunque, pese a la historia reciente de clubes rotos por las deudas, volvemos a ver un nuevo desmelene del mercado de fichajes. Los 222 ‘kilos’ pagados por el PSG al Barça a cambio de los servicios del díscolo Neymar Jr. rompieron por completo los esquemas de un deporte tan mercantilizado que cada vez le importan más los aficionados televisivos del otro lado del planeta que los bufanderos que se dejan la garganta cada fin de semana en las gradas. Aún así, una década más, el fútbol sigue siendo el rey y el espejo en el que se miran el resto de deportes, ávidos de atrapar las migajas del gran pastel del producto deportivo. En esas están las futbolistas españolas, en plena batalla por profesionalizar su actividad deportiva, cueste lo que cueste. Apoyadas en el empuje de la selección y en la creciente inclusión de los clubes masculinos en la liga femenina, las futbolistas luchan por dignificar sus condiciones de trabajo.

Mediando en el proceso está la Federación Española de Fútbol, que esta década cambió de presidente después de casi una vida. Ángel María Villar, envuelto en un presunto caso de corrupción, dejó paso a Luis Rubiales tras 29 años en el cargo. Los nuevos tiempos con el exmandatario de la AFE, sin embargo, están siendo más revueltos de lo esperado, especialmente por el banquillo de una selección que perdió su estabilidad con la salida de Del Bosque, y por su tensa relación con su homólogo de la Liga, Javier Tebas.

También oscura, y con gruesos tintes de corrupción, fue la década para el máximo organismo supranacional que rige el fútbol, la FIFA, contra las cuerdas por el llamado ‘FIFA Gate’. Rodaron acusaciones de fraude, soborno y lavado de dinero. El escándalo propició la renuncia de su presidente Joseph Blatter, suspendido posteriormente al igual que Michel Platini, presidente de la UEFA. Además, hubo más de una veintena de detenidos y, por encima de todo quedó una profunda mancha de desconfianza en los grandes poderes que rigen el fútbol mundial.

Y en una década de cambios en el orden del fútbol mundial y de megaprofesionalización del deporte rey, Madrid se encontró, quién lo iba a decir, con una Final de la Copa Libertadores en el Bernabéu. Ocurrió en 2018 y el evento, con el superclásico Boca Juniors-River Plate sobre el césped, desbordó la expectación del planeta balompédico hasta límites jamás vistos. Madrid fue más bonaerense que nunca y el despliegue de seguridad fue impactante y ejemplar en su puesta en escena. El título, por cierto, fue para los ‘millonarios’, que comenzaron la década ‘en la B’ y la terminaron campeonando la Libertadores. Locura futbolística argentina en toda su plenitud.

Pero, más allá de éxitos internacionales, corruptelas varias y Libertadores fuera de lugar, ¿qué pasó en la Liga? El torneo que enhebra la vida del aficionado común ha vivido una década muy azulgrana, con 7 títulos para el Barça, 2 para el Real Madrid y uno para el Atlético de Madrid. El equipo rojiblanco, con Simeone pregonando coraje por doquier, ha sido noticia esta década por su gran progresión, íntimamente ligada a la figura de un ‘Cholo’ que aterrizó en 2011 para cambiar por completo un club que hasta se ha mudado de estadio, cambiando su querido Calderón por el moderno Metropolitano, llamado también, cosas de esta década, Wanda. Los culés, en cualquier caso, ‘ganaron’ la década que lloraron la muerte de Cruyff con claridad a sus rivales madrileños. Otro argentino tuvo buena parte de la culpa… porque esta década bien podría llevar su nombre y resumirse con un vídeo de sus goles, de una rutina que sigue asombrando cada fin de semana en los estadios españoles. Esos que siguen llenos, pese a todo.

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La era Márquez

Cuando acababa de comenzar esta década, un joven de 17 años ganó su primer Mundial como motociclista. Fue en la ya desaparecida categoría de 125 cc. Era 2010 y Marc Márquez, que dos años antes no era más que un niño que pedía autógrafos a su ídolo Valentino Rossi, tocó por primera vez a la puerta de la historia del motociclismo. Aquel 2010 significó el final de la era Rossi y el comienzo de una década prodigiosa para España. Solo Stoner fue capaz de interrumpir el dominio ibérico en MotoGP, con tres títulos de Lorenzo y seis de Márquez. Una carrera imparable que ya se cuenta como una de las grandes de la historia del motociclismo mundial. Va camino de ser un mito como lo fue Ángel Nieto, al que despedimos en 2017 por un desgraciado accidente. 

Además, en esta década de avances vivimos el primer triunfo de una motociclista en un Mundial. Fue la española Ana Carrasco en el Mundial de Supersport 300 en 2018, un hito para la igualdad en el deporte.

Mientras, en Fórmula 1, la tiranía va por escuderías, con los cuatro primeros títulos de la década para Red Bull y Vettel, y los seis restantes para Mercedes, cinco de ellos para Hamilton. Fue la década en la que Alonso dijo un “hasta luego” a la F1 y la del accidente que dejó a Michael Schumacher en estado vegetativo en 2013.

Además, los éxitos españoles siguieron llegando en el Dakar, con Carlos Sainz, Nani Roma y Marc Coma; en motocross con Jorge Prado; y en trial, con el caso único de Toni Bou, campeón de los últimos 13 mundiales.

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La década de las superestrellas

¿Se imaginan un mundo sin Usain Bolt, Michael Phelps o Simone Biles? Habría que inventarlos, que diría aquel. Son superestrellas del deporte. Personas capaces de detener el mundo cuando entran en acción. Y esta ha sido una década luminosa.

Cuando Usain Bolt pisa el tartán, las audiencias se disparan y los espectadores enloquecen. Y el propio atleta jamaicano daba siempre lo que esperaban: espectáculo. El carismático atleta es el hombre más rápido que haya conocido la raza humana. Bolt entró en la década siendo doble campeón olímpico en Pekín y con las mejores marcas de la historia en 100 y 200 metros en el bolsillo (9.58 y 19.19). Desde entonces, ganó todas las carreras olímpicas y mundiales que disputó hasta 2016, con dos tripletes olímpicos legendarios en Londres 2012 y Río 2016. Se retiró en 2017. Sus carreras eran fugaces, pero su legado perdurará para siempre.

Nos vamos del tartán a la piscina para recordar las brazadas del mejor nadador de la historia: Michael Phelps. El estadounidense es el deportista olímpico más laureado de la historia. En su poder tiene 28 medallas, 23 de ellas de oro. El ‘Tiburón de Baltimore’ arrasó por donde pasó y su sola presencia, con una gran envergadura, intimidaba. Aunque en esta década vivimos su última etapa, Phelps se llevó cuatro oros y dos platas de Londres 2012 y volvió de su retirada para superarse con cinco oros y una plata en Río 2016, firmando un adiós inmejorable. De sus plusmarcas, aún perduran los récords del mundo en 400 libre y en los relevos 4x100 libre y estilos, y en 4x200 libre.

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Las superestrellas del deporte son capaces de hacer cosas que nunca imaginariamos. Superan todos los límites y nos dejan con la boca abierta, dándole al ‘play’ una y otra vez para tratar de entender cómo narices lo han conseguido. Y cuando superan los límites, se superan de nuevo a sí mismos. Esa es la verdadera razón por la que los admiramos. Hace solo seis años que Simone Biles debutó como gimnasta profesional, pero han sido seis años meteóricos que la han convertido en la mejor gimnasta de todos los tiempos. La estadounidense ha destrozado todos los esquemas logrando saltos y piruetas nunca vistas. Incontestable quíntuple campeona del mundo, fue la reina de los Juegos de Río 2016 con cuatro oros y es la gimnasta más laureada de la historia.

El no va más con las superestrellas llegan cuando se alinean y podemos disfrutar de toda una constelación en una misma época. Federer, Nadal y Djokovic han escrito páginas de gloria para el tenis en los últimos años. De la elegancia de Federer a la mente privilegiada de Nadal, pasando por la técnica de Djokovic, el tenis no puede pedirle más a la última década. Solo que no acabara nunca, aunque el ‘Big Three’ parece empeñado en alargar su reinado, pese a la pujanza de la ‘Next gen’. Aunque han coincidido en el tiempo, son los tres tenistas con más Grand Slams de la historia (20 de Roger, 19 de Rafa y 16 de ‘Nole’) y los tres terminarán la década ocupando el podio del ránking ATP, al igual que lo empezaron, allá por 2010. Mientras, en la WTA, Serena Williams y sus 23 Grand Slams, ha seguido dando lecciones, dentro y fuera de la pista, donde simbolizó la lucha por normalizar la maternidad en el deporte de alto nivel.

La NBA es una fábrica de superestrellas en sí misma. Allí nació el ídolo por excelencia del deporte, Michael Jordan. Emulando al mayor ícono de la historia del deporte (quién no lo ha hecho), LeBron James creció hasta convertirse en uno de los mejores jugadores de todos los tiempos e, incluso, superándolo en muchas facetas. Con el 23 a la espalda, James superó los 32.292 puntos de Jordan al final de una década en la que plantó cara a los Warriors, el equipo de moda de los últimos años, protagonizó un inolvidable regreso a su añorada Cleveland, conquistó tres anillos de la NBA, un oro olímpico y terminó vistiéndose de púrpura y oro para rescatar a los legendarios Lakers.

Mientras, en las carreteras, las victorias en las grandes vueltas ciclistas jalonan los currículums de los mejores ciclistas de la historia. En los últimos años, el británico Chris Froome se ha erigido como el rival a batir y con sus cuatro Tours de Francia, dos Vueltas a España y un Giro de Italia, además de dos bronces olímpicos en contrarreloj, se ha ganado un indiscutible hueco en el olimpo ciclista. Con otro estilo, pero también dentro de ese olimpo, hemos disfrutado del polifacético Peter Sagan, tres veces campeón del mundo y siete veces maillot verde del Tour.

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Contraportada

La prensa tradicional suele reservar su contraportada a esas historias curiosas, atractivas y, a veces, increíbles, que nos animan a darle una vuelta por completo a la actualidad. A empezar por el final y romper con el orden establecido. En esta fabulosa década para el deporte, hay miles de historias de deportistas que han nadado a contracorriente y han conseguido gestas dignas de ganarse un lugar en nuestra particular contraportada de la década deportiva.

En estos años hemos visto a un patinador español dominando el hielo mundial, a un octogenario subiendo ochomiles o a un futbolista organizando el torneo más longevo de la historia del tenis. 

Javier Fernández se ha ganado a pulso un hueco en la historia del deporte. En una disciplina residual en nuestro país, el madrileño no solo consiguió ser profesional del patinaje artístico, sino que se convirtió en el mejor. El mejor del mundo en 2015 y 2016 y el mejor de Europa ininterrumpidamente desde 2013 hasta 2019, año de su retirada. Además, saboreó el anhelado éxito olímpico con un bronce en Pyeonchang 2018. Han sido años de crecimiento en los deportes de invierno, algo extraño en un país que vive de los turistas atraídos por su sol. ‘SuperJavi’ no fue el único intruso en un mundo tradicionalmente vetado para los españoles. El ceutí Regino Hernández dio la campanada con la plata lograda en los Mundiales de Sierra Nevada en snowboardcross y con el bronce olímpico en Pyeonchang.

En la nieve, pero subiendo en lugar de bajando, pasa sus días Carlos Soria, toda una oda a la longevidad deportiva en sí mismo. A sus 80 años, el montañero sigue empeñado en convertirse en la persona de más edad en subir los 14 ochomiles. Escalando desde los 14 años, Soria es todo un ejemplo y es el único alpinista con 10 ochomiles con más de 60 años. En menor medida, pero apuntando a unas carreras deportivas cada vez más largas, estos años hemos visto cómo han seguido rindiendo a pesar de la edad, deportistas como el ciclista Alejandro Valverde, campeón del mundo a sus 39 años, la gimnasta Oksana Chusovitina, al primer nivel con sus 44 años o el mítico Vince Carter, en activo en la NBA a sus 42 ‘tacos’.

Precisamente en la NBA se ha vivido una de las mayores historias de éxito familiar jamás vistas. Los hermanos Gasol han tocado el cielo del baloncesto mundial. Ambos han conquistado el anillo de campeón de la NBA. Pau logró su segundo al inicio de la década, en 2010, y Marc su primero al cierre, en 2019. Además, dejaron una de esas fotos para la historia al protagonizar el salto inicial del partido de los All-Star en 2015.

Aunque para historias increíbles, la de Gerard Piqué y la Davis. Si ya es difícil ver a un futbolista en activo en otras facetas alejadas a los campos de fútbol, ver cómo uno revoluciona el torneo más antiguo de la historia del tenis ha sido una de esas historias dignas de contar. Gerard Piqué, inquieto como pocos, encabezó la remodelación de la Copa Davis, que pasó de ser un torneo con eliminatorias anual a convertirse en una suerte de Mundial de tenis. Celebró su primera edición este 2019, con éxito deportivo total para España, campeona con Nadal por bandera.

Las historias son inagotables y una década da para mucho. Recordaremos cómo empezamos a ver árbitros decidiendo si ha habido o no un penalti en el fútbol con una tecnología llamada VAR; cómo disfrutamos de los éxitos de nuestros balonmanistas a pesar de la pérdida de relevancia de las ligas locales; cómo alucinamos con el éxito imparable de las selecciones de baloncesto; ver a España convertida en una potencia del triatlón o hasta ver como un país entero (del tamaño de Rusia, nada menos) es sancionado por dopaje. Historias infinitas para una década deportivamente irrepetible.

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