Compromisarios o cómo ganar el PP en 15 días
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Actualidad Por José A Carpio

Compromisarios o cómo ganar el PP en 15 días

Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado, aspirantes a presidir el PP, entran en terreno desconocido. Han de conquistar el voto de los compromisarios, una rara avis del ecosistema electoral español.
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¿Qué es un compromisario y para qué sirve?

Los compromisarios son delegados elegidos entre la militancia. Representan a los afiliados dentro del congreso nacional del PP para participar en las decisiones que se adopten en él: el debate y aprobación de ponencias, la elección de órganos y también la elección de la Presidencia del partido.

Son un intermediario, representantes de las bases en sus territorios, que hablan con voz propia y que han existido siempre en esta formación. Sin embargo, tras la presión para que se introdujera en el ADN del partido la idea de “un militante, un voto”, en los Estatutos aprobados en el XVIII Congreso del PP, en 2017, persisten y coexisten con el afiliado en un sistema que se convierte en una rareza, casi un vestigio evolutivo una vez que se ha incorporado el voto directo de las bases en la elección del líder, pero del que la dirección no ha querido desprenderse.

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¿Dónde se encuentran?

No son casi 67.000, como los militantes inscritos para votar, son un censo mucho más pequeño y selecto, de 3.184 personas

De estos, 2.612 fueron elegidos a la vez que los candidatos y se les sumarán 522 compromisarios natos, que son los miembros de la Junta Directiva Nacional del PP, formada por la dirección actual del partido, los diputados y los senadores, representantes del exterior y los miembros del comité organizador del congreso. 

Repartidos por todos los territorios, un puñado de comunidades marcará la diferencia. El 60% de los compromisarios habita en cinco autonomías: Andalucía (475 delegados, el 18,2% de los elegidos); Comunidad Valenciana (349, 13,4%); Galicia (279, 10,7%); Castilla y León (268, 10,6%), y Madrid (207, 7,9%).

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¿Es posible que haya una candidatura única y no se vote?

Parece inevitable que el PP llegará a las urnas en el congreso extraordinario. Pese a que, de inicio, el partido habría deseado llegar al 20 y 21 de julio con un candidato ganador al que los compromisarios proclamarían en práctica unanimidad, la votación está en los antípodas de ser un trámite y, sobre todo, eludirlo sería mal visto. 

Los Estatutos recogen esta votación como una parte sustancial del proceso de elección del presidente, que se estableció a doble vuelta pese a la anomalía de que en cada votación participe un cuerpo electoral distinto -primero los militantes, luego los compromisarios-.

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¿Los compromisarios votan en bloque?

No se puede dar por seguro. Está claro que los compromisarios, en tanto que "militantes ‘premium’", y siendo la mayoría cargos públicos, son afines a las direcciones locales y regionales del partido. Sin embargo, a la hora de hacer cuentas, nada garantiza que los apoyos de los candidatos derrotados, como María Dolores de Cospedal o José Luis Margallo, vayan a acudir en bloque a respaldar a Pablo Casado. Y podría no ser suficiente, porque Soraya Sáenz de Santamaría ganó en 30 circunscripciones (según su candidatura) y en las comunidades con mayor número de compromisarios. 

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¿Cómo se gana el voto de un compromisario?

Se habla de “integración”, de “generosidad”, de “unidad”… En la competición por convencer a los compromisarios, los equipos de Santamaría y Casado inician una carrera electoral que adopta en ocasiones las formas de un mercado. Más alejada de la parafernalia mitinera, en las próximas dos semanas habrá reuniones, se abrirán negociaciones, se ofrecerán puestos en la futura dirección del partido… 

Ambos candidatos recorrerán de nuevo España para convencer a los compromisarios y, sobre todo, a los cargos regionales y provinciales, que pueden tener una importante ascendencia sobre los delegados de sus circunscripciones. 

En Castilla-La Mancha, Galicia y Asturias, las tres autonomías en las que ganó Cospedal, suman más de quinientos compromisarios. Ahí habrá batalla.   

¿Habrá polémica en lo que queda de carrera sucesoria?

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Muy posiblemente...

Salta a la vista que surgiría un problema de legitimidad importante (no de legalidad) si los compromisarios varían el signo de lo que votaron los afiliados y convierten en presidente del partido a Pablo Casado. Pero es un hecho que se deriva de las reglas del juego establecidas y aceptadas por todos y que ahora ya nadie se atreve a tocar por la propia respetabilidad del proceso.

Y, más en privado, miembros de la formación han hablado de un censo “inflado” (que se habría demostrado en el bajo número de militantes aptos para votar), y que se ha achacado al interés de muchos cargos de salir beneficiados con el reparto de compromisarios, que depende del tamaño de las agrupaciones. En la Comunidad de Madrid el censo se depuró bajo el mandato de Cristina Cifuentes, y ahora ven como esta región tiene menos delegados que Galicia o Castilla y León en la elección definitiva...