En una explosión de creatividad nunca vista en los cómics, y
en apenas cinco años, Lee, Kirby, Ditko y un reducido grupo de artistas crearon los personajes que hoy, más de 50 años después, siguen siendo el centro del llamado Universo Marvel: Los Cuatro Fantásticos (1961), El Hombre Hormiga, Hulk, Spiderman y Thor (1962), Iron Man, El Doctor Extraño, Nick Furia, Los Vengadores y La Patrulla X (1963), Daredevil (1964), además de traer de vuelta al Capitán América (1964) y Namor (1965). Sin olvidar al primer superhéroe afroamericano, la Pantera Negra. Es lo que se conocería como la Edad dorada de Marvel. Cuando Stan Lee y Jack Kirby crearon a Los 4 Fantásticos, revolucionaron el mundo de los superhéroes, que dejaron de ser dioses (sin problemas personales), para convertirse en gente corriente (con superpoderes).
Para empezar los Cuatro fantásticos eran una familia y se pasaban gran parte del día discutiendo; no tenían identidad secreta; no llevaban trajes de superhéroes (al menos al principio); vivían en Nueva York (y no en ciudades imaginarias como Gotham o Metrópolis); y por primera vez un monstruo (La Cosa) se convertía en un superhéroe (y en el personaje más popular del cuarteto).
Y eran tan humanos y creíbles que los lectores se podían identificar con ellos. Algo que Lee llevó al extremo, poco después, en Spider-Man; el primer héroe adolescente que no era compañero de un adulto y también
el primero que sufrió bullying en el colegio.
Lee consiguió que todos quisiéramos ser Peter Parker. Sin olvidar que cada uno tenía una personalidad muy definida y hablaba de una manera diferente (marca de la casa de Stan Lee) Por ejemplo, la famosa frase de la Cosa antes de iniciar una pelea: ¡Es la hora de las tortas!