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UN TEATRO SIEMPRE EN OBRAS
Desde 1817 el Teatro Real ha estado en fase de reconstrucción, ampliación o reforma; siempre envuelto en rumores de demolición. Tras 32 años de obras se inauguró en 1850. Grietas y socavones obligaron a su cierre en 1925.
Solventados los problemas, reabre como sala de conciertos durante 22 años y no será hasta 1997 que consigue subir de nuevo el telón como teatro de ópera. A largo de sus dos siglos de vida hasta un total de 13 arquitectos han dejado su huella en este edificio.
Foto: Sala. Homenaje a Echegaray. La ilustración - Biblioteca Nacional de España
1888
Primeros signos de modernización
Se instala corriente eléctrica en el edificio del teatro. Por primera vez se puede oscurecer el patio de butacas y se centra toda la atención sobre el escenario.
El maestro Odón Alonso dirigiendo la Orquestra Sínfónica y los Coros de RTV Española en el Teatro Real (1970). EFE
1966
USO SINFÓNICO TRAS 41 AÑOS EN SILENCIO
El proyecto para crear una sala de conciertos se otorga al arquitecto José Manuel González Valcarcel. Dotado con 66 millones de pesetas, se ejecuta y concluye en 11 meses. Se inauguró el 13 de octubre de 1966 con 2.125 localidades, un escenario de 552 m2 y un órgano de 5.500 tubos.
Vista actual del patio de butacas del Teatro Real de Madrid (1997-2017) ARCHIVO RTVE
1997
POR FIN UN NUEVO TEATRO DE ÓPERA
En 1988 comenzaron las obras para recuperar el teatro como coliseo operístico. Casi diez años se consiguió finalizar las obras y crear un órgano de gestión del teatro. El nuevo Real se inauguró el 11 de octubre de 1997 con ‘La vida breve’ de Manuel de Falla.
VUELTA A LOS ORÍGENES
Al finales de 1992 el Ministerio contrata a otro equipo de arquitectos. Francisco Rodríguez Partearroyo es nombrado director de la obras del Real. Pidió tres meses para elaborar un proyecto alternativo que culminó en el edificio actual.
ASÍ SALVÓ UNA PARED FALSA UN TEATRO DE ÓPERA
J. Manuel González Valcarcel reformó el teatro para su uso sinfónico en 1966. Durante las obras, incumplió la orden expresa del Ministerio de llenar el foso de cemento. Con una falsa pared de ladrillo, manipulando planos e informes, consiguió engañar a todo el mundo.
Quería conservar intactas las posibilidades futuras del teatro y estuvo muy cerca de ver su sueño hecho realidad. Murió con 79 años a pie de obra en 1992 durante una visita de la prensa a las obras que por fin devolverían a este teatro su función original.