Cuando aún no existía el concepto de canción del verano, las raíces españolas eran las grandes protagonistas del consumo musical. Como entonces no se registraban las ventas o difusión en radio de artistas y canciones, el cómputo utilizado eran las ganancias conseguidas por derecho de autor.
Entre 1939 y 1960, coplas y zarzuelas cantaron de manera apasionada al amor y al desamor, con cantantes como Estrellita Castro, Conchita Piquer o Celia Gámez como principales exponentes. A principios de los 60 en plena eclosión del Yeyé en España, el “Porompompero” de Manolo Escobar fue la última gran canción española que coronó el verano.