Tienes que Verlo

Los científicos llevaban años intuyendo que Marte podría haber acogido vida. En su investigación, perseguían demostrar la existencia de agua, elemento fundamental para vivir. 2015 ha sido el año en el que se han desvelado varios misterios a través de las misiones que está llevando a cabo la NASA en el Planeta Rojo.

El mayor hallazgo fue encontrar pruebas de que hay agua líquida en el Marte actual. Los instrumentos de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) permitieron detectar minerales hidratados que podrían explicar las extrañas brechas que fluyen por las laderas de la superficie del planeta.

Meses antes, investigadores de la NASA también pudieron demostrar que hace unos 4.500 millones de años Marte albergó un océano. Se sabe que ocupó el 19% del planeta pero creen que podría haberlo cubierto por completo.

Los estudios científicos, que continuarán con presentes y futuras misiones de la agencia estadounidense, han determinado que el Planeta Rojo ha pasado de ser un planeta cálido y húmedo con una atmósfera y un clima habitable al gélido desierto que es hoy en día.

Se hizo esperar, pero la nave New Horizons de la NASA consiguió un hito de la humanidad: llegar al objeto astronómico más alejado de nuestro Sistema Solar, Plutón. La sonda ha tenido que recorrer más de 14.000 kilómetros y viajar durante nueve años y medio para aproximarse a este planeta enano ubicado en el cinturón de Kuiper.

Desde que la New Horizons envía información a la Tierra se han hecho más de 50 descubrimientos acerca de Plutón. Por ejemplo, tiene atmósfera y se cree que podría ser activo geológicamente. Se debe a los volcanes de hielo que parece haber en su superficie y a que no tiene cráteres causados por el impacto de asteroides.

Además, el planeta enano ha revelado ser muy colorido, según las imágenes captadas por la New Horizons. Concretamente en la región conocida como Tombaugh (nombre que homenajea a su descubridor, en febrero de 1930, Clyde William Tombaugh), en la que hay glaciares todavía cubiertos de hielo y altísimas cordilleras de agua helada.

La misión de la NASA también ha servido para precisar datos como el diámetro de Plutón, que alcanza los 2.374 kilómetros y, por lo tanto, es menor de lo que se había calculado.

Poder predecir las nieblas y tormentas o gestionar mejor la agricultura y las catástrofes naturales. Desde este año podemos saber todavía más de lo que sucede en la superficie de nuestro planeta gracias a los satélites que ha puesto en órbita la Agencia Espacial Europea (ESA).

Dentro del proyecto Copérnico, el nuevo satélite de observación Sentinel 2A ofrece preciosas imágenes en alta resolución de la superficie terrestre obtenidas desde una distancia de 786 kilómetros, como una en la que se ven zonas urbanas y agrícolas de Mérida (Badajoz), incluido su acueducto romano.

Aparte de dejarnos boquiabiertos, esas fotografías permiten hacer un seguimiento del retroceso de los glaciares, crear mapas de zonas quemadas por incendios forestales o determinar qué terrenos agrícolas necesitan fertilizarse, entre otros.

Otro satélite lanzado este verano por la ESA y EUMETSAT, el Meteosat-11, observa el planeta incesantemente. Desde una órbita a 36.000 kilómetros de distancia de la superficie terrestre, el satélite meteorológico MSG-4 puede detectar y predecir rápidamente, hasta con seis horas de antelación, fenómenos como la niebla y tormentas.