Esta fue la primera obra de viviendas residenciales del estudio de arquitectos MVRDV, un proyecto que data de 1997 en Amsterdam. La ciudad vivía una situación de alta densidad de población, lo que suponía una amenaza hacia los espacios verdes.

Uno de los elementos más definitorios de este conjunto de viviendas es el cubo voladizo en una de sus fachadas, en un intento de ampliar la luz natural y aumentar el número de viviendas del complejo.

La colocación aparentemente al azar de las ventanas y los colores en su fachada aportan al diseño un dinamismo que el empleo de materiales como el cristal o la madera refuerzan.