Hija del alcalde de Arévalo, fue la mejor amiga de Isabel la Católica desde la infancia.
Once años mayor que Isabel, Beatriz se convirtió en su protectora durante los años de infancia que vivió en Arévalo, a donde la infanta llegó con su madre y su hermano Alfonso en 1454, tras la muerte de su padre. En 1461, el rey Enrique IV obligó a sus hermanastros a trasladarse a su Corte separando a las dos amigas.
La estrecha relación de confianza y afecto entre Beatriz e Isabel pervivió en el tiempo y la distancia y cuando Isabel consiguió casa propia, puso a Gonzalo de Chacón y a Beatriz al frente de ella.