CARTA ROSA CHACEL, (1965) - 1
a Ana Maria Moix (31/12/1965)
Querida Ana María:
Hoy termina este terrible 1965, que ha sido uno de los muchos malos de mi vida. Aprovecho un rato de soledad y silencio para escribir a usted, que es una de las pocas cosas buenas que he podido hacer dentro del año. Supongo que habrá usted recibido mi tarjeta donde le decía que no pensase jamás que su correspondencia pudiera no parecerme bien. Si alguna vez tardo en contestar piense que estoy muy ocupada, porque eso sí me ocurre con frecuencia; y también me ocurre que, simplemente, no tengo ánimo, no me atrevo a escribir una carta que, si refleja sinceramente mi tono interior, tiene que resultar abominable. Estas dos cosas pueden ser a veces la causa de mi silencio y mis amigos queridísimos, de toda la vida, están ya harto acostumbrados a él. Hay algunos que no reciben noticias mías durante años y, naturalmente, piensan de mí -¡y dicen!- horrores, pero no dudan jamás de mi amistad. Además, para descubrirle enteramente mi corazón, le diré que mi buen comportamiento epistolar con usted –con ustedes – es, en cierto modo, egoísta.
Usted –ustedes- es -o son- una tierra recién arada, abonada y sembrada, y yo estoy asomada al seto, esperando a ver lo que nace. Ver lo que nace es el mayor placer de mi vida; ver si nace algo y cómo nace es la única visión - no quiero decir espectáculo – que despierta mi expectación. De modo que, cuando se acuerde usted de mí, imagíneme siempre al acecho. Sigue leyendo
Foto: RTVE