CARTA VICENTE ALEIXANDRE, (1940) - 3
Mi carta ya es larga. La noche va de vencida. Tan larga es que mi tristeza se ha serenado. Recuerdo altas noches en alegre compañía, bajo la luna en la ciudad, ya casi muda, con la embriaguez de la poesía, del vino maravilloso, quizá del efluvio del amor. ¡Cuántas noches he vivido, he cantado derramándome bajo la luna, en la más alegre y vital compañía del mundo, con la plena y desbordante conciencia de lo que el amor, la poesía, la vida rebosante son para un poeta ebrio! He gozado mucho, por eso me ha quedado este amor al mundo, que es reconocimiento, gratitud, memoria de hombre. Pero no estoy acabado. No, no lo estoy. Mis venas me cantan, mi frente me canta; me canta toda la reverberación de la vida, pulpa que se me derrama sobre la cara, los labios, el pecho mismo, como un mosto que es la razón de la vida, de este brillo en los ojos que a mí no se me acaba, porque mi sed no puede acabar sino con mi muerte. Mis labios no se cerrarán sino cuando me entierren. Secreto éste de toda felicidad y de toda desgracia. Son los contrastes de mi vida. Una mano en la luz, otra en las tinieblas. De aquí chupo todo dolor, la yema de mi corazón solitario. De allá tomo chorros de luz, frutos de luz, que me llevo a la boca, ebrio de brillos, de amor, de placer, de plenitud del mundo. Peto ¡cómo me reposa un cuerpo dulce, un tenue resplandor, un candor, una ternura, un río desnudo sobre el que poner los labios mientras cierro mis ojos! ¡Ah! Por besar una boca así, doy la vida, lo doy todo: esa esperanza, la de ese agua dulce, me sostiene, me aplaca, me permite tenderme. Y en último término, ¡he vivido! Adiós José Luis. Escríbeme pronto, y cuéntame de tus impresiones en esa playa levantina. Te abraza Vicente.1 Versos iniciales de la «oda a Felipe Ruiz» de Fray Luis de León. 2 Don Círilo A1eixandre, padre del poeta, falleci6 el 9 de marzo de 1940.
Foto: RTVE