El tratamiento farmacológico
Aunque se trata de una enfermedad que no tiene cura, existen tratamientos que están enfocados a mejorar y a disminuir los síntomas.
Tratamiento paliativo
Se puede decir que el tratamiento disponible para la enfermedad de Parkinson es paliativo, ya que va enfocado a mejorar y a disminuir los síntomas motores y no motores provocados por la falta de dopamina en el cerebro.
La identificación del temblor como síntoma característico de la enfermedad y la creencia de que es de personas mayores son los dos estereotipos más extendidos. Pero el párkinson es mucho más que temblor, de hecho, muchos de los síntomas de la enfermedad provocan más invalidez que el temblor en reposo como por ejemplo la rigidez o los problemas de equilibrio (que son la principal causa de las caídas). Más adelante nos detendremos en conocer los síntomas de la enfermedad. En cuanto al estereotipo de que es una enfermedad exclusiva de personas mayores tampoco es realista ya que, según estimaciones de la Federación Española de Párkinson, una de cada cinco personas diagnosticadas es menor de 50 años.
Tipos de tratamiento
- Farmacológico. Existen principalmente cuatro formas de tratar la enfermedad de Parkinson desde el punto de vista farmacológico:
- Precursores de la dopamina. No se puede administrar la dopamina directamente ya que pasa con mucha dificultad al cerebro; por ello, se utilizan fármacos como la levodopa, que sí que son capaces de penetrar en el cerebro convirtiéndose en dopamina.
- Agonistas dopaminérgicos. Actúan estimulado los receptores dopaminérgicos produciendo efectos similares a la dopamina. Se pueden emplear como único tratamiento en el inicio de la EP, aunque pasado un año, si empiezan a perder eficacia, suelen utilizarse junto a los precursores dopaminérgicos.
- Inhibidores dopaminérgicos. Bloquean las enzimas que degradan la dopamina aumentando su disponibilidad en el cerebro.
- Anticolinérgicos.. Son un grupo de fármacos que actúan sobre la acetilcolina, cuyos efectos son opuestos a la dopamina, inhibiendo su actividad.
- Quirúrgico:
- Estimulación cerebral profunda. Implantación de electrodos en distintas zonas del cerebro para inhibir las señales que provocan los síntomas motores de la enfermedad.
- Talamotomía. Es la destrucción quirúrgica de las células de una parte del cerebro llamada Tálamo. Es una lesión irreversible y se realiza únicamente en un lado del cerebro.
- Palidotomía: Es la destrucción quirúrgica de células específicas de la parte del cerebro llamada Globo Pálido. Es también, una lesión irreversible utilizada en casos de Enfermedad de Parkinson grave, que no responde al tratamiento farmacológico. Esta intervención se puede realizar de manera bilateral, es decir, en ambas partes del cerebro.
- Rehabilitador. El tratamiento farmacológico en párkinson se debe complementar con terapias de rehabilitación que ayuden a aliviar los síntomas y mitigar las consecuencias derivadas de ellos. Trataremos estas terapias en el siguiente capítulo.
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Etapas
Cuando se inicia el tratamiento para la enfermedad de párkinson el efecto de la medicación es casi inmediato, etapa es la que se conoce como la luna de miel, porque es una situación “idílica”. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad, las personas con párkinson experimentan lo que se conocen como fluctuaciones, es decir, que empiezan a notar cuando comienza y cuando termina el efecto de la medicación. Se produce una alternancia entre el estado de ON y el de OFF, que a medida que la enfermedad progresa se hace más frecuente aumentando los tiempos de OFF a lo largo del día.
Pero, ¿por qué van aumentando los periodos OFF a medida que disminuyen los periodos ON? La enfermedad de Parkinson aparece por una pérdida progresiva del nivel de dopamina en el cerebro, a medida que la enfermedad y esta pérdida van avanzando, los especialistas suelen aumentar progresivamente la dosis de levodopa administrada, esto produce un aumento de la aparición de efectos secundarios.
Efectos secundarios
Tanto la levodopa (precursor de la dopamina) como los agonistas dopaminérgicos pueden producir una serie de efectos secundarios como: mareos, náuseas, vómitos, hipotensión, alucinaciones, vértigo, dolor de cabeza y discinesias (movimientos involuntarios).
Dentro de los efectos adversos que pueden provocar estos fármacos, se encuentra el trastorno de control de impulsos que se define como la imposibilidad de resistir un impulso, atracción o tentación para realizar un acto que acaba siendo dañino para el sujeto o para el entorno, interfiriendo en su vida personal, laboral, social, etc. Dentro de las conductas más comunes que se dan entre las personas con párkinson que sufren de este trastorno están el juego patológico, el uso compulsivo de medicación, trastorno de la conducta sexual (usualmente hipersexualidad), pudding o ‘hobbismo’ (conjunto de rituales motores que son automáticos), compras compulsivas, ingestas compulsivas de comida, etc.
Estas conductas suelen generar situaciones en las que la propia persona afectada, ya sea por vergüenza o desconocimiento no se lo hace saber a su especialista y debe trasladarlo puesto que, con el adecuado ajuste de la medicación, desaparece o mejora.