París

En el año 2003 decide dejar Madrid para establecer su centro en París. Allí se sumerge en una inmersión introspectiva: debe curar su cuerpo de una enfermedad y reordenar sus ideas para afrontar una nueva etapa más exigente física y emocionalmente. El fotógrafo se enfrenta a su obra y su mirada a través de dos caminos: por un lado, retoma un proyecto en el que había comenzado a trabajar años antes y que le lleva a revisar de nuevo su archivo. Por otro, siente la necesidad de dar una salida narrativa a sus pensamientos lo que le conduce a trabajar en una trilogía audiovisual que cumplirá la doble función de dar voz a su mirada y funcionar como piedra de arranque de una nueva vertiente a su trabajo. En el año 2003 compone la primera obra en vídeo, Mi alma de cazador en juego, que dará pie a dos piezas más, Extranjero de mi mismo en 2005 y Tres moscas negras en 2006. Las tres obras se reunirán en la trilogía llamada Tres vídeos tristes.

En la primera pieza García-Alix acomete una autorreflexión mirando en su mayor parte hacia fuera. En el segundo vídeo, la mirada se vuelve hacia adentro. Y siempre su voz en off, constante que nos conduce a través de un periodo de enfermedad y oscuridad que parece exorcizar a través de una narración que se nos mete en las entrañas, directamente de las suyas. En la última consecuencia de la interiorización de la fotografía nos llega el tercer vídeo Tres moscas negras (fig. 21). La trilogía entera de los Tres vídeos tristes representa un amplio autorretrato y, por tanto, una pelea con su propio ego.